La edad de Cristo comienza para mí.
El tiempo pasa y no en vano. Este año cumplí 33 años y me siento mejor que en mis 23. Sin embargo debo decir que desde que tengo uso de razón siempre tuve temor a envejecer.
No tengo una noción exacta del porque. Incluso mi madre siempre cuenta una anécdota de cuando tenia entre 6 u 7 años. Estabamos en Chimbote, una ciudad portuaria a 8 horas de Lima, Perú. Visitabamos a mis abuelos y pasamos a ver a una de las hermanas de mi abuela.
La señora (bastante mayor), afectuosa, quería saludarme con beso en la mejilla, pero yo dí un brinco hacia atrás diciéndole: No me beses porque me vas a pegar tu “viejetud”
Después de ello todos rieron y me regalaron incluso un cuy. Yo incrédulo pensé (de eso sí me recuerdo) que llevaría al tierno roedor a Lima y lo cuidaría como mascota. La cruda realidad fue que se quedó con mi abuela, quien me aseguro lo cuidaría, pero termino comiéndoselo (cuy chactado probablemente).
Haciendo un balance general hasta ahora en mi vida, creo que he pasado por diferentes etapas de las cuáles he aprendido muchísimo. Estas me han ido formando en la persona que actualmente escribe estas líneas. Sé que me falta aún todavía (si el universo lo permite) por recorrer, pero creo voy en la direccción correcta. Al menos así lo siento.
Y es que siempre he hecho las cosas de acuerdo a cómo las siento. Me gusta pedirle consejos a las personas que más confianza tengo pero siempre tomo mis propias decisiones al final. Claro que también asumo las consecuencias positivas o negativas. Es algo que le digo a mi madre cuando me da un “consejo” que no va de acuerdo a lo que yo creo.
Tomo mis decisiones de acuerdo a como lo sienta.
Es por esta toma de decisiones que me encuentro ahora lejos de casa. Creo que nadie en mi familia pensó que me aventuraría a irme del país a estudiar y luego quedarme a vivir. En un principio no pensé residir mucho más del tiempo que hice el Master pero las cosas se van dando. Las oportunidades se van abriendo y pienso, es tonto, ir en contra de lo que uno siente.
Lo que siento va ligado a mi toma de decisiones y sentía que debía quedarme.
Como mencioné antes, cada etapa en mi vida me ha ido formando y madurando. Creo la mayor lección que tengo, al hacer un recuento de mi vida hasta ahora, es ser tú mismo (suena cliché lo sé, pero funciona) y hacer las cosas que sientas hacer. Despojarse de complejos. Tener diciplina y constancia. Ser valiente y lanzarse. Tener miedo no es malo cuando no dejas que te detenga.
Es humano tener miedo.
Quiero que este año sea uno bueno
Recuerdo elegí el 2015 como un año “sabatico” quería que fuese diferente y vaya que lo fue. Fue el año donde renuncié a mi trabajo por venir a estudiar en Francia. A partir de alli mi vida cambio. Pero no fue fácil, todo comenzó justamente cuando decidí hacer del 2015 un año diferente.
A mis 27 años fuí a visitar a mi hermana, quién vivia en Francia en aquel entonces y comiendo una Paella una noche Madrileña decidí contarle que soy gay. Ella me dijo que me amaba tal como era.
No necesité saber más, era todo lo que necesitaba escuchar (y todo lo que recuerdo @-@).
Mi punto con esto es que en mi vida he tomado decisiones difíciles cuando he creído correcto tomarlas. En ese momento lo sentí correcto. Quería un año diferente a los demás y pienso que solo se logra actuando y tomando decisiones diferentes a las que estás acostumbrado a tomar.
Eso es lo emocionante de vivir al final. Lanzarse y ver que pasa.
Este periódo comienza distinto pues he tomado decisiones que sentía debía tomar en este punto en mi vida. También porque quiero que este año, como en el 2015, fuese diferente.
Mis 33 los comienzo habiendo hablado con mis padres y algunos amigos sobre mi relación de un año y medio con un chico francés el cual me hace muy feliz. Él es la pizca de felicidad que necesitaba en mi vida y me complementa de tal manera que nunca pensé que alguién podría hacerlo.
Para mí esta edad es un renacer, renacer de mis sueños, de mis objetivos, de mis proyectos. Quiero hacer nuevas cosas y tengo un hambre inmeso por aprender y aun experimentar. Si me equivoco pues aprenderé y me tomaré la vida menos seriamente.
Eso sí le doy más duro a estudiar y aprender comprándome libros, pagando cursos online y membresias en Medium, etc.
Al menos esos son mis propósitos, sobrepensar menos y reencontrar mi espontaniedad .
Conmigo será hasta un próximo blog,
À bientôt,